viernes, 21 de enero de 2011

Aplasta Caparazones 4 & 5 [Final]

4.



Varios días pasaron y por fin Ambrosio llevó al que parecía un testigo presencial. Era un zorro de cabellos plateados y lívida lengua que parecía portarle de elegancia, sutileza y destreza. Susana lo odiaba, odiaba esa forma de comunicarse con el resto como si él fuera mucho más que el resto. Odiaba a burócratas y políticos, y ese zorro no era mucho menos.

-Me fui al reino humano porque ya había consumido el número de animales mágicos semanales que se me permiten, y a que nada hay en contra de ir a por pollos de corral de los humanos, allí me fui. Me topé con Hijo Caracol, pero no le hice mucho caso, tenía prisa. Al poco tiempo escuché los gritos de una niña endiablada: “¡Te Mataré! ¡Te mataré maldito caracol!” decía a viva voz pisando fuerte en el suelo... hasta qué... –la familia Caracol se pusieron a llorar a gritos.

-¿Y esa niña... podría señalarla si se encuentra aquí? –dijo Ambrosio sereno viendo como el zorro señalaba a la pequeña María.

-¡ZORRO DE MIERDA! –gritaba Susana-. Mientes más que hablas estropajo con patas, hijo de zorra... Mi hija nunca dijo eso. Como te coja haré una bonita bufanda con tu piel para que lo lleven esos ricos empalagosos a los que tanto me recuerdas.

De golpe Susana calló, dándose cuenta que una cremallera cerró su boca, y asustada, luego disgustada e inconforme, se acomodó en su lugar echando miradas asesinas al zorro plateado que tragó saliva.

-No podemos permitirnos esos ataques de ira cada dos por tres. Espero que no me sirvas en el próximo café con anís que te pida aguarrás –dijo el Mago del Bosque dejando preguntar al abogado defensor.

-¿A que hora ocurrió lo que dice?

-Justamente fue la tarde del lunes Sr. Abogado, entre las 5 y las 6 de la tarde –dijo el zorro.

-Nada más que decir tengo, si bien me gustaría que siguiera presentándose en este juicio hasta que se dicte sentencia.

-Eso haré... –dijo con la cabeza erguida.

Mientras se disponía a dejar el asiento de los testigos el abogado se puso a conversar con la Madame Araña.

-Busca a Dudi y a ver si ha conseguido un testigo bueno. Puesto que no habrá seres mágicos me gustaría que le ayudaras a conversar con las briznas de hierba e incluso las rocas. Por otro lado, quiero que esta noche vigile a Plateado y averigüe cuantos pollos de corral cazó... o si hizo algo más en ese día –y así lo hizo.

Plateado era un zorro con cierta reputación entre sus vecinos. Casado con una hermosa zorra roja y siendo padre de 5 zorros maleducados, vivía en sus excesos y excentricidades. Era raro el mes que no hacía una fiesta con grandes comilonas, y pronto tenía planeado hacer otra de esas fiestas pomposas con música “guateque”, ponches y mil comidas. Aunque esas fiestas tenían su razón de ser.
En el día siguiente a su participación en el juicio no había tal, así que decidió dar vueltas por el Bosque Mágico propagando sobre su próxima fiesta e invitando a gente sin dejar de llevar la cabeza en alto y utilizar su labia de burócrata. Hasta que vio a Pork.

-Hola amigo cerdo ¿Que tal la Dama de la Inmortalidad? Menuda suerte tuviste en casarte con esa preciosidad, incluso teniendo forma humana sería capaz de beneficiarme... –el zorro astuto calló si no quería provocar a Pork, aunque era cierto que su esposa la dama más bella de todos los bosques era-. Bueno, dejémonos de chácharas ¿Por qué no vienes a mi fiesta? Será en unos días, e incluso podremos celebrar el castigo a la Aplasta Caparazones.

-Muchas gracias por adular a mi esposa e invitarme, pero no quiero ser aún uno de tus manjares –Plateado se le quedó mirando fríamente, con astucia-. Que casualidad que casi todos los animales mágicos por ti cazados hayan ido a tus fiestas. Los pones cebados con tus manjares ¿Verdad?

-Sólo hago que tengan su “última cena” señor –dijo con su sonrisa malévola agitando su pomposo rabo con delicadeza.

-Me pregunto cuánto de bueno será ir a la fiesta de un mentiroso y un pagado –Plateado parado se quedó-. Al parecer es cierto que la tarde del lunes saliste del Bosque, hay otros testigos que podrían confirmarlos, pero para nada pasaste por el camino donde Hijo Caracol fue aplastado. Es más, cazaste ocho pollos de corral. Según ley no se puede cazar más de tres al día, con sus excepciones, claro está.

-Sí pasé por el camino... y lo de los pollos... bueno, tal vez me equivocara –decía muy convencido con su labia sutil acercándose al viejo cerdo.

-Claro, saliendo por el lado norte del Bosque... ¿Qué demonios hacías de repente en ese camino que se encuentra a varios kilómetros al sur? No te enteras que te estoy presionando maldito zorro.

>> Esos pollos no los trajiste al Bosque, eran para tus cachorros fuera del él y tu amante –Plateado comenzaba a tener sudores fríos-. Me da igual que te creas un ligón nato entre tu especie y tengas a mil mujeres babeando por tu culo de color plata, pero tu mujer se pondrá hecha una fiera cuando se entere, más siendo nieta de trasgos. Sé listo, di la verdad al juez, sólo la verdad –dijo Pork dejando al zorro con temblores y sudores. Pena que se olvidara comentarle que a Dudi se le pasó el detalle y contó a la zorra amante de Plateado sobre su vida en el Bosque Mágico.

Al día siguiente el Mago del Bosque declaró nula la declaración de Plateado y Ambrosio, el Mago de Ningún Sitio, se cabreó y se tiró de lo cuatro pelos que tenía. Sobre plateado nada más se supo de él, pues su esposa se enteró de sus otros ligues fuera del bosque. Algunos dicen que su esposa lo mató y se lo comió –algo digno para un ser con sangre trasgo-, pero otros están seguros que del miedo, el zorro plateado se volvió blanco y huyó a las tierras de los hombres por siempre jamás como albino.

-Me alegro de que ese viejo se diera cuenta de las sandeces que dijo ese zorro –dijo Susana al final de la nueva vista, aún teniendo sabor del metal de la cremallera en sus labios.

-Bueno, todo gracias al buen olfato de vuestro detective y a mi amigo el cerdo del Bosque –dijo riendo tomando una copa de agua el abogado-. Mañana será el última día y si no solucionamos esto pronto en un lío nos meteremos –tornó a serio-. Necesito de tu presencia Susana.

-¿Y eso? ¿No serás que quieres una cita conmigo?

-Eso otro día mi buena clienta. Resulta que donde está los escritos que pueden aclarar ciertas cosas no puedo entrar sin ningún adulto. Puesto que ya conocéis del Bosque creo que contigo podré ir sin problemas.


Así marcharon a la biblioteca de la ciudad, en un pasillo angosto, rodeados de libros en estantes y en el suelo, al final, en la pared, una puerta había que de un armario pertenecía. Susana incrédula se preguntaba si no era un engaño para que ese abogado la secuestrara y le hiciera cosas morbosas, pudorosas y excitantes, y casi cree acertar al recibir un empujón hacia el armario, pero no, la verdad es que era una puerta mágica camuflada como armario, dejando ver una infinita sala llena de papeles.

-Te veo como decepcionada...

-¿Sabes lo que es el sexo amigo? –dijo irónica-. ¿Por donde empiezas?

-Yo sé lo que buscáis –dijo una anciana andrajosa llena de arrugas hasta en las pupilas de los ojos, sentada en un taburetito de madera con un cubo de fregona ante ella donde metió la mano.

-¡Que asco! Espero que no haya limpiado recientemente el vómito de un intelectual perdido entre estos libros y papelajos.

-Es un cubo mágico, a través del cual puede entregarnos los documentos que necesitamos al instante –dijo cogiendo un libraco enorme que la anciana le entregó-. Ahora echemos un ojo.

Mucho tardó en encontrar algo que le ayudara a entender cosas y cuando lo hizo decidió marchar de nuevo a casa, despertando a la pobre Susana que dormida y babeando sobre la mesa de lectura se quedó.
Y al llegar a casa se topó con una buena noticia: Dudi encontró un testigo presencial, si bien era decisión del Mago del Bosque darle voz. Así, se comunicó esa noche con Pork contándole sus averiguaciones varias y sospechas, pues al siguiente día toda la verdad se revelaría.


5.




Ante todos, en la silla de los testigos, un tallo de mala hierba en una bolsita con tierra se encontraba, mientras que la familia Caracol se reían por lo bajo y cuchicheaban con Ambrosio.

-Bueno, no perdemos nada –dijo el Mago del Bosque chasqueando sus dedos-. Bueno, Mala Hierba del camino donde Hijo Caracol fue aplastado, decidnos ¿Qué visteis?

-Pu-pu-pu-pues vi-vi-vi-vi que la ni-ni-niña piso sin querer a Hijo Caracol-col-col y muy mal lo pasó la pobre-bre-bre... –dijo la mala hierba a toda velocidad y tartamudeando.

-Que raro... ¿Le pasa algo? –se preguntó el Viejo Mago extrañado, pensando que tal vez se equivocó de hechizo.

-Huy, eso debe ser el café que le eché ayer –dijo Susana sonriendo, inocente ella (o aparentando inocencia)-. Es que me dijeron que unas gotas de café a las plantas les va fenomenal y...

-¿Y le echaste anís?

-Pues no, anís no.

-Dejando el asunto del café y el anís a un lado –saltó el abogado-, más importante me parece lo que tiene que decir sobre cómo llegó Hijo Caracol allí.

-Sí-sí-sí-sí... el tiempo se paró, era muy bonito-to-to-to y un hombre bajo el pie de la niña-ña-ña a Hijo Caracol puso –la familia Caracol no pudo contener las lágrimas y comenzaron a llorar al unísono.

-Tonterías –saltó Ambrosio-. ¿Cómo saber que esa mala hierba no está comprada?

-Pues porque no es mágica y nada de magia la ha tocado hasta que yo se la he insuflado –dijo su hermano el Mago del Bosque-. Creo que tengo suficiente para dictar una sentencia.

-Señoría, si me lo permitís, tengo unas últimas palabras que podrían a la vez dar solución al caso y que la familia Caracol y Madre Caracol vuelvan a casa con su justicia buscada.

-Adelante, adelante –dio permiso al abogado.

-Extraño me era este caso, pero luego de averiguar la verdad y tener la última pieza dada por Mala Hierba, todo encajaba. Hijo Caracol no estaba tan limpio como creíamos pues metido de lleno en las apariciones de los cadáveres de humanos con heridas de trasgos en el Bosque Mágico estaba. Su papel era usar su baba para borrar ciertas pistas, si bien es posible que lo hiciera por el bien de su familia, por lo que de ser así limpiaríamos su buen nombre.

>>Nos preguntábamos si todo estaba conectado, y es posible que sí. Viejo Mago, vos debéis recordar que si un humano del Bosque Mágico escapa sabiendo de él y lo cuenta a 52 personas, el gran OGRO podría despertar. Pero otras formas había, como en el que una niña juzgada y ejecutada en el Bosque Mágico fuera, dándosela de comer al padre de Gran Árbol.

-La verdad, es que esos hombres fueron secuestrados y llevados a la Zona Trasgo para que así vieran una criatura mágica de seguro. Por si fuera poco, si escapaba traerían a sus ejércitos para combatir a criaturas que el hombre teme por naturaleza tanto como nosotros, pero sin comprender que su existencia es tan necesaria como el de una mosca para depositar sus huevas en la mierda –dijo Pork, el cerdo, que entró por sorpresa-. Entrar en guerra con los humanos es otra norma...

-Si el Ogro despierta los límites mágicos podrían extenderse por todo el mundo y los humanos perderían su hegemonía pactada ¿no? –dijo Dudi apareciendo junto a sus dueñas.

-Si esos límites aumentaban, el Mago de Ningún Sitio podría ser el Mago de Algún Sitio –dijo el abogado mirando a Ambrosio que sudaba sin parar, nervioso, tembloroso-. Así pues, viendo que el llevar humanos a la zona de trasgos y monstruos no acababa de salir bien y temiendo que Hijo Caracol al final hablara, decidió un nuevo plan que le llevara a su mismo final. El hecho de que el tiempo se parara justo antes de que María la Aplasta Caparazones, mi defendida, pisara a Hijo Caracol después de ser metódicamente puesto allí, es un claro significado que de un mago se trataba el auténtico culpable... y el Viejo sabemos que está donde se encuentre el alcohol y el fornicio.

-Sólo son hipótesis, conjeturas, NO VALE, NO TIENEN NADA.

-Por dios hermano, que soy MAGO –dijo el viejo que bajó a la altura del Mago de Ningún Sitió y le torteó la cara mientras recitaba: Dí la verdad y sólo la verdad o el Ogro te comerá.

El Mago de Ningún Sitio repitió una y otra vez que la verdad decía, todo nervioso, jadeante, exhausto... Y entonces del tejado unos rugidos tenebrosos salieron, unido a un extraño agujero negro y multitud de temblores que parecía que la casa se caía encima de ellos. Del agujero salía un frío invernal aterrador. Los animales mágicos del Bosque se apartaron temblorosos, asustados; y Susana cogió a su pequeña y se puso contra una esquina de la habitación mientras veía como una terrible criatura verdosa de largos cabellos, un cuerno enorme, mandíbula pronunciada, orejas picudas y colmillos que sobresalían de su gran boca, tintineando dos pupilas rojas que miraban fijamente a Ambrosio que literalmente se meó de miedo.

-Mentí, mentí, fui YO. NO ME COMAS –suplicaba de rodillas Ambrosio, pero por desgracia ya nada más se podía hacer.

El Ogro de los Bosques, padre del Gran Árbol, de dos bocados se comió al Mago de Ningún Sitio y nada más se supo de él, desapareciendo la angosta criatura que sembraba el terror por el mismo sitio donde apareció. El caso había quedado cerrado.



-Los seres humanos provenimos de los antiguos Ogros, creadores y protectores de los bosques, pero su naturaleza malvada hizo que muchos acabaran suicidándose o encerrándose en sus bosques para no causar un gran mal. Si hubiera salido Orgathur el Ogro de el Gran Árbol, la sociedad que conoces ahora no existiría –dijo el abogado recostado en un sillón del piso de Susana-. Pero bueno. Lo que importa es que tu hija ha quedado libre de culpa y habéis recibido las disculpas de Madre Caracol y la familia. El resto de este asunto es cosa del Bosque Mágico.

-¡Que bien! Dudi perderá su capacidad de hablar ¿verdad? –el abogado respondió afirmativamente-. Que lástima, pero todo volverá a su normalidad. Lo que se ha liado por un caracol.

-Bueno, mi trabajo contigo ha acabado. No necesitas pagarme, por desgracia trabajo gratis, este es mi castigo por maltratar a animalillos cuando era un crío. Debo ayudar a 20000 personas o seres mágicos antes de ser libre, y todos sobre asuntos mágicos... y aún me queda mucho a pesar de que he vivido 300 años.

-¿Trescientos? ¡Venga ya!

-Sí Susana. Y no te creas que lo ocurrido con tu hija fue una casualidad, pues te conozco. Provienes de familia de brujos y brujas aunque hayas perdido la capacidad de las grandes magias y pociones ocultistas, pero es por eso mismo que todo esto, aunque te haya extrañado, has disfrutado y no te ha sido un trauma. Conforme pasen los años tú y tu hija iréis olvidando. Pero bueno, si algo más con asuntos mágicos ocurriera sólo debéis buscarme –dijo el abogado que antes de irse le propinó un beso en la mejilla.


La vida de Susana y su hija María volvía a su monotonía, y poco a poco irían olvidando, pero eso es otra historia. Sobre el Hámster... bueno, como dije él se escapó con Dudi en su primera visita al Bosque y allí se quedó con una familia de hámster donde tuvo 20 hijos y centenares de nietos... algo de lo que se arrepentiría hasta su muerte –excepto de conocer a su esposa-.

-¡Mamá! ¡Has pisado una cucaracha! –dijo María algo asustada no pasando ni tres semanas de lo ocurrido.

-Ainss... no pasa nada hija mía, si de estas hay muchas... y no creo que sean del Bosque Mágico –dijo Susana entre risas mirando al pobre bichejo aplastado.

-¡Aplasta Cucarachas! ¡Aplasta Cucarachas! –gritaron un centenar de cucarachas que aparecieron ante ellas...

-Pues no, no son del Bosque, son de la Alcantarilla Mágica... Tseaaaajjjj.... ¡¡Malditos bichos mágicos!!



FIN

Dedicado a una nacida de una bruja.

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